Por años hemos sido controlados por los medios y por mentiras absurdas, y el pueblo, siempre distraído de la realidad, cae en los juegos que año tras año se inventa el titiritero. Insisto, el cáncer de este país es la corrupción.
Yo también he reflexionado hasta llegar a la conclusión de que somos nosotros mismos quienes elegimos a esos bastardos que nos manipulan, pero si nos ponemos a pesar, esos mismos que están tan interesados en controlar al país se encargan de que no tengamos los recursos suficientes para educarnos, y un pueblo con poca educación es fácil de manipular, de manejar al antojo de un buitre oportunista que se aprovecha de la ignorancia de un número tan alto de personas que no saben que son, y serán víctimas de esos que les prometen un cambio y protección.
Pero, ¿Qué podemos hacer entonces? No nos podemos quedar callados, esas cifras que muestran en el gobierno y en los medios (medios de desinformación) son falsas, son números adecuados al parecer del inepto pusilánime que lidera en lo más alto de lo que alcanzamos a ver en el gobierno, imbécil que no es más que un títere usado como fachada para desangrar al país.
Ya estoy cansado, y en calidad de educador, trato siempre de buscar la manera de hacer un cambio, y aunque jamás me rindo, me veo limitado por las condiciones en las que se encuentra la cultura de este país. Hay que dejar de ser loros parlanchines que repiten lo que escuchan en la calle y empezar a leer de manera crítica artículos informativos de fuentes fidedignas, hay que dejar de ver la basura con la que distraen al pueblo, escondiendo la verdad de sus ojos. Hay que despertar de este sueño de mediocridad en donde creemos que le debemos este sufrimiento a esos bastardos.
Hoy mismo leí un mensaje en una de mis redes sociales. Este mensaje hizo que algo en mi corazón retumbara con tanta fuerza que me hizo pensar en cuán pendejos somos los Colombianos. El mensaje decía: "Qué triste ver que un país crea que ejercer su derecho es un pecado. Qué triste ver a un pueblo controlado por quienes nos deben el pan. Después de todo, un ave que ha nacido en una jaula y vivido siempre encerrado, cree que volar es un pecado". Y ese mensaje es totalmente cierto.
Y para despedirme por hoy, te dejo una foto de la noche que me acompaña en esta reflexión llena de frustración.
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